De a pie por el Madrid de ayer

septiembre 23, 2012

Impresiones

De a pie por La Castellana veo a una joven extranjera, rubia y de ojos azules, que vende géneros – sábanas, tapices, fundas de almohada, frazadas – con grabados en pintura hechos por ella misma: siento una punzada en el pecho, siento miedo, siento horror, siento dolor y siento odio. Ayer sentí lo opuesto.

De a pie paso por la Biblioteca Nacional y se me ocurre entrar pero me detengo. Ese edificio que ayer me dio esperanza, me dio tranquilidad, me dio firmeza, me dio seguridad, hoy me da lo opuesto.

De a pie por Glorieta de Bilbao paso frente al Café Comercial, donde ayer releí con optimismo El tragaluz de Buero Vallejo y fijé conexiones filosóficas para una tesis doctoral. Hoy siento zozobra, siento un mareo, siento un cosquilleo en las platas de los pies, siento un agujero de aire a la altura de los pulmones; siento ganas de llorar. Quisiera entrar, pero no logro hacerlo.

De a pie finalmente llego al Círculo de bellas artes de Madrid. Subir escaleras arriba, lentamente, disfrutando los amplios descansos entre pisos, ayer me trajo frescura. Hoy es lo inverso. Quisiera retroceder y no continuar subiendo. Quisiera retroceder y huir, pero esta vez no puedo. En el quinto piso, en la sala María Zambrano, se celebra la reunión que me trajo de regreso a Madrid después de tantos años.

No es el Madrid de ayer, es el Madrid de hoy. Pero siempre es hoy; no hay otra cosa que el hoy. Y aún así no soy capaz de huir del ayer, a pesar de saber a través de otros que el desarrollo emocional no es otra cosa que saber dejar atrás, con gracia y elegancia, lo que una vez fuimos…

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